*Con 30 años como luchador y 27 como policía, ha sabido dividir su vida entre las funciones de lucha libre y el patrullaje de las calles
Antonio Zamora
Puebla, Pue.- A Andrés Espinosa le gusta la adrenalina que generan sus trabajos, aunque cada uno tiene su toque especial, pues cuando se transforma en Police Man sube al ring sabiendo que sus rivales quieren derrotarlo, pero como oficial de policía debe estar preparado para enfrentar a oponentes distintos, en su mayoría delincuentes a los que poco le importa cuántas vidas ponga en riesgo.
A finales de la década de los ochenta, este gladiador se hizo luchador impulsado por su padre, pero sobre todo motivado por las películas de El Santo, de las cuales era fanático y por las que soñaba subirse a los encordados.
“Nosotros entrenábamos en un cuarto vacío, sin cuerdas ni nada, había un tubo empotrado en la pared y nos servía para hacer movimientos luchísticos, en el suelo había una lona que cubría con llantas y calcetines usados que nos servirán de ring”.
Antes de convertirse en el Hombre Policía, comenzó a luchar con el personaje de Lobo Infernal y en 1994 entró a la Policía Estatal buscando un mejor sustento económico que no encontraba en la Arena Puebla, y su crecimiento fue rápido porque se convirtió en policía motorizado hasta llegar a la agrupación de los Centauros.
Si bien en ese momento no había relación alguna entre su vida como luchador y la de policía, fue Antonio Peña, el fundador de la Triple A, una de las empresas de pancracio más grandes del mundo, el que le dio un giro total a su carrera y le creó el personaje de Police Man.
“Cuando me salí de la Arena Puebla y entré a la Triple A ahí conocí a don Antonio Peña y me dijo que andaba buscando un personaje que se adapte a unos servidores públicos como bomberos, policías y agentes de tránsito, quería hacer una tercia que se llamara Los Guardianes del Orden, y aprovechando que yo era policía, pues me dio el personaje de Police Man, aunque en un principio estaba desilusionado de luchar como policía, en principio me daba mucha pena salir a la calle y que me conociera la gente”.
Enfundado con el traje de policía se convirtió en un rudo de respeto en la lucha libre nacional, pues con la caravana de Triple A viajó por prácticamente todo el país, aunque solo aguantó este trajín durante ocho años y en 2006 regresó a la Arena Puebla gracias a un encuentro fortuito con el administrador de la catedral poblana de lucha libre, Benjamín Mar.
“Ese ajetreo ya me había cansado no físicamente, pero sí emocionalmente porque estuve en Triple A ocho años, la verdad fue bonito, pero había ocasiones que en cumpleaños o fiestas familiares yo no estaba porque luchaba todos los días, hasta que en una ocasión fui a comer una cemita y me encontré al señor Benjamín Mar, quien me invitó a regresar a la Arena Puebla y me dijo que tenía las puertas abiertas, entonces opté por dar las gracias en Triple A”.
Mientras que en el ring poblano ha brillado siendo un rudo intransigente, en las calles también ha tenido triunfos como policía, pues de los momentos más gratificantes que le ha dejado su labor como oficial es se condecorado después de hacerle frente a los delincuentes.
“Estar en la policía es muy gratificante, he participado en algunos enfrentamientos y detenciones importantes, me han condecorado, el hecho de patrullar, de que la gente te conozca es muy bonito, ha sido 27 años de labor duros, pero no difíciles, bonitos, pero arriesgados, aunque con la satisfacción del deber cumplido”.
Protector de la ciudadanía en las calles, pero rudísimo arriba del ring, Andrés Espinosa Ortiz es Police Man, el luchador que tiene lona y calle recorrida siempre portando un uniforme y una placa, los cuales que le ha dado sentido a su vida y que ahora en su etapa de sabiduría y madurez, intenta formar a los nuevos luchadores y los nuevos policías de la ciudad.